Este artículo apareció originalmente publicado en Eclecticismo Existencial el 04/08/2012
Nueva York acaba de estrenar la avenida 6 y ½, una vía que parece salida de la imaginación de la autora inglesa J. K. Rowling, quien inventó el andén 9 y ¾; o de la Charlie Kaufman, guionista de «¿Quieres ser John Malkovich?», quien imaginó el piso 7 y ½.
Durante décadas, los neoyorkinos sabían que en ciertas partes de la ciudad existían avenidas escondidas, hileras de parques, descansillos de edificios y espacios semi-privados que, conectados por una línea imaginaria, creaban una ruta alternativa a las concurridas arterias de la ciudad.
Ahora, la avenida 6 y ½ es una realidad en Manhattan. El ayuntamiento de Nueva York ha inaugurado oficialmente esta nueva avenida entre las calles 51 y 57. Para ello, la oficina dirigida por el alcalde Michael Bloomberg ha conectado mediante pasos de peatones los accesos a espacios ya existentes como parques, pasadizos interiores en edificios y varios espacios públicos de propiedad privada (POPS).
«Mucha gente no sabe que estos lugares existen, ocultos dentro de edificios», explicó el pasado marzo al «New York Times» Janette Sadik-Kahn, directora del departamento de transporte (DOT) de Nueva York. Ha sido su departamento el encargado de convertir este secreto a voces en un camino transitable solo para peatones.
La iniciativa también busca que los peatones que ya utilizaban esta ruta alternativa lo hagan con más facilidad y seguridad. Por eso han instalado pasos de cebra y limitado el aparcamiento para que los coches no bloqueen el tránsito. Además, han protegido los cruces con señales de stop que darán prioridad a los peatones frente al tráfico rodado.
La avenida 6 y ½ fue desvelada hace dos semanas cuando se instalaron las señales de tráfico que indican su existencia. Ahora solo falta que se incorpore a los mapas de la ciudad. El proyecto fue posible gracias a Friends of Privately Owned Public Spaces, una organización que busca promover el conocimiento de los cerca de 550 POPS que hay en la ciudad.
El miércoles por la tarde tuve oportunidad de recorrer toda la avenida. Para mi sorpresa, había mucha gente transitándola. Desde madres empujando los carritos de sus bebés a gente haciendo jogging, pasando por los típicos ejecutivos que pueblan las oficinas de la zona. Aún así, esta nueva arteria estaba mucho menos congestionada que las avenidas adyacentes.
Algo que me llamó la atención es que nos detuvimos en pequeños comercios que la avenida 6 y ½ hace mucho más visibles, como una confitería o una cafetería frente al acceso de la calle 51. No me sorprendería que la recién creada vía acabe suponiendo un impulso económico para los negocios cercanos.
Extra: para los que leáis en inglés, aquí os dejo un artículo del «New Yorker» en el que uno de sus periodistas relata una peculiar y ambiciosa hazaña: caminar desde la calle 34 a la 48 atravesando edificios entre la Quinta y la Sexta avenidas, sin pisar ninguna de ellas. Un reto urbano que, como todas las grandes aventuras, acaba de manera diferente a la planeada.