Este artículo fue originalmente compartido en el perfil de LinkedIn de María.
Hace exactamente un mes concluyó mi singladura en Endeavor, la organización sin ánimo de lucro en la que he trabajado —y disfrutado y aprendido y crecido— los últimos años. En estas semanas he estado reflexionando sobre lo que me llevo de esta etapa y sobre las lecciones profesionales y personales que me acompañarán el resto de mi carrera y, posiblemente, de mi vida.
Lo que más atesoro es haber conocido a muchas grandes personas. Además de haber formado parte de un equipo insuperable a nivel profesional y humano, gracias a Endeavor he tenido la oportunidad de trabajar mano a mano con algunas de las mentes más fascinantes del ecosistema emprendedor de España. Eso incluye a los emprendedor@s, pero también a los mentores y a los miembros del patronato, todos ellos siempre dispuestos a compartir su conocimiento y experiencia con el resto de miembros de la organización.
Pero, volviendo a los aprendizajes, os quiero compartir 6 claves que para mí ya son casi como mandamientos y que he recabado de la gran red de personas que forman parte de Endeavor, pero también de la propia organización y sus valores.
1. Kill the ego: sé humilde, escucha, aprende. La humildad es la puerta al aprendizaje y aprender es la llave para mejorar. Si algo tienen en común los fundadores y CEOs de las compañías más exitosas de la red de Endeavor es que son humildes y sus egos no les impiden recibir consejos y críticas, y no tomárselos como un ataque, sino como una oportunidad para crecer. Otras dos observaciones sobre el ego: una es que donde hay ego hay obstáculos y otra es que la gente con su ego bajo control tiende a preferir rodearse de gente con esa misma capacidad.
2. Give back and pay it forward: las ideas sobre las que se fundamenta el modelo de Endeavor son “give back” y “pay it forward”. “Give back” significa «devolver» y en un contexto como el de Endeavor implica que te comprometes a devolver el apoyo que has recibido. Ahí es donde entra la idea de “pay it forward”, que es una variación del “pay back”: en vez de devolver el favor a quien te lo hizo, lo devuelves haciendo un favor a otra persona. Eso genera un círculo virtuoso de apoyo que hace que todo un ecosistema crezca y se fortalezca conjuntamente, un fenómeno al que en Endeavor se llama «efecto multiplicador» (este artículo de @Mariano Amartino lo explica desde la experiencia de Argentina). También genera un sentimiento de hermandad y solidaridad entre los miembros de una red. Esto es algo que parece marciano en un mundo en el que el tiempo es el recurso más preciado y en el que cuesta hacer algo por alguien si no se ve un beneficio claro a corto plazo. Pero ¡se puede! Si los emprendedores Endeavor, inmersos en el crecimiento exponencial de sus empresas y los retos que eso acarrea, responden en menos de 10 minutos a peticiones para mentorizar a otros emprendedores, es muy probable que también tú puedas hacer un hueco para echar una mano a alguien que lo necesita.
3. La proactividad tira más que dos carretas: en Endeavor he aprendido que puedes llevar el caballo al abrevadero, pero no le puedes hacer beber. Como red y como organización, Endeavor ofrece todo tipo de servicios y contactos para apoyar a sus emprendedores. Sin embargo, a pesar de tener todo ese apoyo al alcance de los dedos, algunos no saben o no quieren aprovecharlo. Los emprendedores que más valor obtienen de la red suelen ser los más proactivos, los que tienen más iniciativa para pedir, para usar las herramientas para establecer conexiones y buscar apoyo. Adrián, ahora presidente de Endeavor a nivel global, solía decir que Endeavor es como un gimnasio: cuando eres seleccionado emprendedor Endeavor te dan el carnet de acceso, pero cuánto acudes a hacer ejercicio depende únicamente de ti.
4. ¡Son las personas, estúpido! La clave del éxito de una empresa son las personas, el equipo. Muchas veces personificamos las startups en sus fundadores y pensamos que ellos son el ingrediente mágico que hace que ese proyecto tenga éxito. Sin duda ellos son esenciales y sin su visión y criterio sería difícil que la compañía esté donde está. Pero, una y otra vez, cuando le preguntas a esos fundadores sobre lo más importante de sus compañías, siempre hablan de su equipo. Y no lo dicen por decir ni por quedar bien. Lo dicen con plena certeza. Una compañía es la suma de las partes. Por eso los emprendedores repiten como mantras que hay que contratar lento y despedir deprisa; y que prefieren, cuando tienen una reunión con su equipo, ser la persona de la mesa que menos sabe (¡y la que menos hable!). A estas consignas yo sumo otra: “You can’t do epic shit with basic people”. Y es que si quieres hacer cosas grandes es primordial rodearse de gente que tenga la misma actitud, energía y hambre que tú.
5. Think big: Linda Rottenberg, la fundadora de Endeavor, tiene como lema la frase «If they aren’t calling you crazy, you are not thinking big enough». Defiende que que te llamen loco es un cumplido e insiste en que, ya que vamos a tener ambición, tengamos mucha ambición. Mejor pecar por exceso, especialmente en el mundo del emprendimiento, en el que si no piensas en grande corres el riesgo de ser uno más o perderte en las minucias, en los pequeños desafíos y las dificultades cortoplacistas. Si no piensas en grande ves los árboles, pero no el bosque. El espíritu que Linda promueve es el de no tener miedo a explorar lo ignoto, lo que está por conceptualizar y materializar, lo que otros ven difícil —por no decir imposible. Pero también apela a la locura de lanzarse a un mercado saturado, pero hacerlo con una propuesta tan diferencial que te permita labrarte un hueco. El éxito es esquivo, pero un poco menos para los valientes.
6. Work hard, play harder: Endeavor es un lugar especial en el que, al menos en la pequeña burbuja de España, el equipo siempre ha mantenido la simetría entre una fuerte ética de trabajo y un gran mimo por la vida personal. El clásico equilibrio entre responsabilidad y libertad. Esa conciliación ha sido posible porque tanto Adrián, como Antonio predicaban con el ejemplo y sabían que esa armonía es fundamental para preservar la salud física y mental, y para poder rendir al máximo en ambos campos. Pero también lo hemos visto en nuestros emprendedores y en cómo rinden cuando están trabajando, pero se reservan tiempo para estar con sus familias, hacer deporte, desarrollar sus aficiones o salir de fiesta y pasárselo como enanos. Porque sí: deberíamos trabajar para vivir en vez de vivir para trabajar.
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